lunes, 13 de diciembre de 2010

PESTO



Se puede zarpar en el ímpetu del aliento a madrugada.
Conseguí un papel de fumar
y le confié la manera en cómo te estiras al despertar,
esa misma mañana presencie un ‘’no’’,
recién salido de tus dientes,
supuse como veinte veces
si vendría acompañado de algún desajuste oportuno.
Retrocedimos como naves tropezando en el fango
-siempre tan torpes- en definitiva, dar vueltas,
planeando alrededor de la mareada implosión.
Me creías encontrar el lugares como el edificio gris,
donde justo afuera un hombre toca acordeón,
en confiterías o lugares de ropa usada
yo más bien pase por la torre de treinta metros,
la banca camino a mi casa, la plaza con gente invitándome al vértigo, todo  rodeado de una interminable colmena de palomas.
Pase al cabo de tres horas, y nada jugaba a inventarse,
se mantenía todo en un rumbo puro de espirales.

No hay comentarios: