sábado, 18 de agosto de 2012

Para llevar a cabo esta serie de movimientos
es necesario más que un abrir y cerrar de pestañas.
Se requiere más allá que un instante de vacío 
y un olvido de angustias.

Se comienza por identificar un rincón;
una banca en la plaza, el hombro del que se sienta a su lado en la micro
una cama enorme para estirarse, un pequeño nido donde acurrucarse,
el techo de un edificio gris, el pasto marrón bajo un sauce llorón
encima de la mesa junto a la copa de vino amargo, 
en lugares que para usted resulte pertinente este acto narcoléptico.

Quieto ahí, fije la mirada en lo que para usted parezca el techo o el cielo
piense en que sería de su vida si ...
lo que hubiese pasado si no ...
imagine aquella oveja cliché que trae consigo una serie numérica
cuestione en su mente las preguntas más nihilistas y existenciales

Comience a dejarse caer, deje su cuerpo flotar,
sus ojos entrecerrar, hasta ya sin mayor esfuerzo
desprenderse de sí mismo
y volver al despertar.


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