Observamos las más honestas de las coincidencias, tanto por contar, palabras que buscar, faltan números por rechazar para dar a cuenta la existente anormalidad.
Podríamos llegar al unisono hablando de capuccinos, una armonica en sincronía, calles pintadas, canciones, lugares.
Quedamos en ausencia de etcéteras, deslumbrados por las más efímeras primaveras, pendiendo de trapecios y acuarelas.
Me encuentro corriendo por calendarios, inventandote como si un espectro fueras.
Te señalo como una mitad con tu prisma, esencia mandarina, melodías turquesas, burbujas de café. Noches desperdiciadas por rutina y perfumadas con cielos de jalea.
Pensamos en mundos paralelos en los cuales si no existen coincidencias, las cosas ocurren por errores al compás del azar.
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